
- Debido a las dificultades de su reciclado al estar conformado por plásticos de distinta naturaleza, se lanzó en su momento el proyecto de innovación RECITURF para aumentar la tasa de valorización y obtener materiales de mayor calidad.
- Liderado por Aimplas, el proyecto está alineado con la economía circular y los ODS.
Cerceda, 25 de marzo de 2021.- Si bien el césped artificial tiene numerosas ventajas como la cantidad de horas que permite practicar deporte sobre el mismo o el ahorro de agua en su mantenimiento, una vez culminada su vida útil, que varía entre los 5 y 10 años, resulta difícil reciclarlo debido a que está conformado con materiales plásticos de distinta naturaleza. Ni siquiera todos ellos son termoplásticos, ya que el soporte secundario está fabricado con poliuretano o látex (un termoestable).
A excepción del caucho, que se reutiliza como relleno en instalaciones deportivas, los residuos de césped artificial acaban en vertedero.
En este marco se lanzó el proyecto RECITURF. Liderado por AIMPLAS (Instituto Tecnológico del Plástico), cuenta con la participación de ACTECO y REALTURF, siendo su objetivo introducir la innovación en el tratamiento de estos desechos para aumentar la tasa de reciclado y obtener materiales de mayor calidad, propiciando que su valorización sea también sostenible desde el punto de vista económico.
La iniciativa permitirá desarrollar nuevos procesos de reciclado incluyendo la degradación biológica y/o enzimática, así como el reciclado químico del soporte (poliuretano) mediante glicólisis, facilitando la separación los distintos materiales para su posterior reciclado mecánico. De esta forma se valoriza el polipropileno, el PET y el poliuretano que lo conforman.
Alineado con el modelo de economía circular y con los ODS 9, 12 y 13, el proyecto involucra a toda la cadena de valor del sector para hacer posible su implementación industrial. El resultado será un demostrador elaborado con los materiales obtenidos y la evaluación económica del mismo.
Fuente e imagen: Aimplas