El compostaje industrial es el que se desarrolla en instalaciones de gran capacidad, cuyo objetivo es cumplir una importante función en entornos urbanos y semiurbanos en los que, por limitaciones de espacio, no es posible llevar a cabo sistemas de compostaje doméstico, contribuyendo al cumplimiento de uno de los principales objetivos de la gestión de residuos municipales en Europa: el incremento del reciclaje de la materia orgánica.

Para que el compostaje industrial sea eficaz y se consiga obtener con él un producto de alta calidad es muy importante realizar una correcta separación de la materia orgánica en origen, su posterior depósito en el contenedor marrón y su recogida y traslado a la planta de compostaje más próxima.

Consulta aquí la relación de materiales que deben depositarse en el contenedor marrón.

Las plantas de compostaje industrial cuentan con unas condiciones controladas, como una aireación constante y un adecuado nivel de humedad, alcanzándose temperaturas próximas a los 65º. Su mayor carga y diversidad de microorganismos reduce los tiempos de biodegradación y aumenta la eficiencia del proceso, de modo que algunos materiales no compostables a nivel doméstico sí pueden ser compostables a nivel industrial.

El proceso, que va desde disponer de una fracción más o menos heterogénea de materia orgánica procedente de residuos urbanos hasta un producto final (compost) cuyo destino principal es su utilización como enmienda orgánica y fertilizante para agricultura, espacios verdes y jardinería, se divide en diferentes fases:

Fase Mesófila

Se extiende aproximadamente durante una semana en la que los microorganismos mesófilos se aclimatan al nuevo medio, iniciando su reproducción utilizando los compuestos orgánicos más simples y solubles. Debido a la degradación de los azúcares y aminoácidos por la acción de estas bacterias y hongos, se produce una disminución del pH y un aumento de la temperatura hasta los 40ºC.

Fase Termófila o de higienización

Durante 2 a 3 semanas, cuando la temperatura supera los 45ºC, los microorganismos mesófilos son sustituidos por los termófilos y termotolerantes, que se encargan de descomponer materiales como la celulosa o la lignina, ceras o proteínas complejas. Cuando la temperatura alcance los 60ºC se inhibirán los microorganismos, se eliminarán patógenos y se limitará la presencia de oxígeno, con la consecuente disminución de la actividad microbiana y, por tanto, de la temperatura.

Fase Mesófila de enfriamiento

Se desarrolla en los siguientes 30 días. Una vez metabolizada la práctica totalidad de la materia orgánica, la temperatura vuelve a descender hasta los 40-45º y reaparecen los microorganismos mesófilos, que continúan la degradación de los materiales.

Fase de Maduración

Es la fase más larga, de 6 a 10 semanas, en la que la mezcla se enfría hasta llegar a temperatura ambiente. La materia orgánica se estabiliza y madura mediante condensación y polimerización para obtener un producto húmico final con un alto nivel de estabilidad y un nulo grado de fitotoxicidad.

Una vez que la materia orgánica es recogida de forma diferenciada a través del contenedor marrón, se transporta a la planta de compostaje industrial más cercana. Allí, tras separar los elementos impropios, se introduce la materia orgánica en pilas cerradas a las que se inyecta aire durante un período de entre 6 y 8 semanas, facilitando con ello su fermentación y posterior transformación en “compost primario”.

Transcurrido este tiempo, el material se traslada a otras pilas con volteo y agitación de aire, adentrándose en la fase de maduración, que dura entre 6 y 10 semanas, dependiendo de factores tales como la temperatura y la humedad.

El circuito concluye con el afino final, donde se retiran elementos impropios, acondicionando tres tipos de productos: el rechazo, que no es compost y que se valorizará material o energéticamente; el compost de nivel 1, con estructura gruesa; y el compost de nivel óptimo, con estructura fina, utilizando ambos como enmienda orgánica con interesantes propiedades para los suelos agrícolas.

El compost, por su alto contenido en materia orgánica y sus propiedades como bioadsorbente, puede ser utilizado en el tratamiento de aguas residuales. Ese es precisamente uno de los objetivos del proyecto Res4ValOR, la puesta en valor del compost probando su viabilidad para ser utilizado en la retención de contaminantes emergentes presentes en las aguas residuales.

Además, el compost es un producto rico en humus, lo que le da un valor añadido como fertilizante o en la recuperación de suelos degradados. Por otra parte, a partir de las sustancias húmicas que contiene se pueden obtener productos cosméticos, nutracéuticos o suplementos alimentarios. La optimización del proceso de compostaje industrial para incrementar el contenido en sustancias húmicas del compost fue uno de los objetivos del proyecto Res2ValHum.

Y el compost también puede ser materia prima para, por ejemplo, producir bioplásticos o para obtención de enzimas.