
- Así lo manifestó Marta Fariñas, responsable de la gestión de esta instalación, en una entrevista concedida a la cadena COPE, donde explicó el proceso de tratamiento al que es sometido la materia orgánica recogida a través de los contenedores marrones para su transformación en compost
- Destacó que en la planta cervense se recoge el agua de lluvia en un tanque de tormentas para su posterior reutilización, al tiempo que está equipada con placas solares fotovoltaicas con las que cubre el 80% de sus necesidades energéticas
Cerceda, a 22 de abril de 2025.- En una entrevista concedida a la cadena COPE, Marta Fariñas, responsable de la gestión de la planta de compostaje que Sogama tiene en la localidad lucense de Cervo, explicó la operativa de esta instalación, a la que, a día de hoy, llega la materia orgánica recogida a través de los contenedores marrones instaurados en los concellos de Cervo, Burela, Xove y Viveiro.
Si bien la planta de biorresiduos está dimensionada para tratar 3.000 toneladas anuales de materia orgánica, lo cierto es que las cantidades recibidas son inferiores, y es por ello que la gestora apeló a una mayor colaboración y participación de las entidades locales, confiando en que “poco a poco, se vayan sumando más ayuntamientos”.
Fases del proceso
En el transcurso de su intervención, Fariñas indicó que la nave dispone de cuatro zonas diferenciadas por las que discurre la fracción orgánica para ser convertida en compost. Así, y una vez que el camión de recogida municipal accede al recinto, se pesa y se descarga el material, que es mezclado con estructurante en una máquina para ser transportado luego a unos compostadores verticales, donde fermenta mediante la inyección de aire. La mezcla permanece en los mismos durante 3 días, a una temperatura de 70ºC, o bien durante 5 días, a 20ºC.
Tras la higienización y destrucción de bacterias, el material, ya estabilizado, prosigue su ruta hasta el área de maduración y postmaduración, donde se riega y voltea a diario para que vaya disminuyendo su temperatura hasta situarse por debajo de los 30ºC. Esta fase dura unas cuatro semanas.
Acto seguido, pasa a la zona de afino, en la que se separan los rechazos y los elementos férricos. El resultado final de este proceso es la obtención del compost propiamente dicho, que ya estaría preparado para ser envasado y comercializado, destinándose a los sectores de la agricultura y jardinería. Se trata de un abono natural con excelentes propiedades para el suelo, al que aporta nutrientes e incluso preserva frente a plagas y enfermedades.
Ventajas ambientales y económicas
Más allá de los incuestionables beneficios ambientales del compostaje en la lucha contra el cambio climático al transformar un residuo en un recurso que regresa a la tierra para dar una nueva vida, Marta Fariñas incidió en las ventajas económicas para los ayuntamientos, ya que el canon que deben pagar por el tratamiento de esta fracción es muy inferior al de la negra (contenedor genérico). Es por ello que una correcta recogida diferenciada de los residuos orgánicos, que representan del orden del 37% en la composición media de una bolsa de basura tipo, propiciará un notable ahorro para las arcas locales.
Asimismo, destacó el carácter eficiente y sostenible de la instalación, ya que en la misma se recoge el agua de la lluvia en un tanque de tormentas para su posterior reutilización, al tiempo que está equipada con placas solares fotovoltaicas con las que cubre el 80% de las necesidades energéticas.
Saludos, Departamento de Comunicación