
- Así se recoge en el informe elaborado por EIT Food, en colaboración con la consultora 21gramos, y en el que también se recopilan buenas prácticas y propuestas para transitar hacia un cambio de paradigma en el sector alimentario basado en la economía circular
Cerceda, a 8 de septiembre de 2025.- La mayoría de los países del sur de Europa generan más desperdicio alimentario per cápita al año que la media europea: 273 kg estimados en Chipre frente a los 132 kg de la UE.
Un informe elaborado por EIT Food, en colaboración con la consultora 21gramos, ha identificado los principales desafíos y oportunidades en cada eslabón de la cadena de valor alimentaria para reducir el desperdicio y la pérdida de alimentos en Portugal, España, Italia, Grecia, Turquía, Malta y Chipre, al tiempo que recopila ejemplos de buenas prácticas y propuestas de actuación para empresas, instituciones y responsables políticos de la región.
La metodología se ha basado en un enfoque cualitativo, sustentado en una profunda investigación documental y en entrevistas con personas expertas en agroalimentación, empresas y líderes de opinión clave.
Ideas para transformar el sistema alimentario
Los principales hallazgos y aprendizajes de esta investigación cualitativa se condensan en seis palancas clave más una premisa imprescindible para transformar el sector alimentario y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
1. Priorizar la prevención mediante campañas de concienciación ciudadana, especialmente en aquellos países del sur de Europa con menor regulación y escaso debate público sobre este tema (Malta, Chipre y Grecia).
2. Diferenciar entre el desperdicio y la pérdida de alimentos para adoptar soluciones específicas. La pérdida tiene lugar cuando los alimentos se estropean o se pierden en las distintas etapas de la cadena de valor (sector primario y transporte), mientras que el desperdicio se da cuando los alimentos que completan la cadena no son consumidos porque se desechan.
3. Unificar los criterios de medición. Se trata de un desafío transversal a todos los países, especialmente en las primeras etapas de la cadena de valor, lo que permitiría concienciar sobre los excedentes, focalizar esfuerzos y tomar mejores decisiones para reducirlos. En este sentido, los expertos proponen ayudar a las empresas del sector a implementar sistemas de gestión de alimentos y medición basados en tecnologías inteligentes, blockchain e inteligencia artificial.
4. Adoptar un enfoque holístico y multidimensional entre todos los agentes implicados en cada eslabón de la cadena y en los diferentes sectores que permita integrar distintas soluciones, en lugar de depender exclusivamente de la donación de excedentes.
5. Diseñar e implementar políticas integrales y coherentes, alineadas entre regiones y países, como el Consumer Observatory de EIT Food, el centro neurálgico de Europa para el conocimiento del consumidor sobre temas agroalimentarios.
6. Impulsar el escalado de startups innovadoras, poniendo el foco en la revalorización de subproductos.
6 +1. Además, las voces expertas entrevistadas coinciden en una séptima premisa imprescindible: el compromiso de todas las partes, resultando esencial para encontrar soluciones viables y, por tanto, alcanzar los objetivos.
Buenas prácticas: misión colectiva
El informe recopila también buenas prácticas implementadas en el sur de Europa: desde modelos de prevención y reutilización hasta estrategias de reciclaje y valorización de residuos.
Las voces entrevistadas durante la investigación coinciden en que reducir el desperdicio de alimentos es “una misión colectiva que requiere la implicación de empresas, gobiernos, instituciones y la sociedad en su conjunto”. En palabras de Rubén González-Román, director de Investigación y Estrategia ESG en 21gramos: «Es necesario transitar hacia un cambio de paradigma de todo el sistema alimentario, que permita desarrollar una industria regenerativa con la que, además, reduciremos nuestro impacto ambiental, desarrollaremos nuevas tecnologías al servicio de las personas y gozaremos de una dieta más saludable».
El análisis pone la lupa en el viaje de los alimentos desde su producción hasta su consumo final, identificando los principales eslabones de la cadena en los que se producen pérdidas y desperdicios. Con este informe se invita a todos los actores de la cadena alimentaria a sumar esfuerzos para construir un sistema alimentario basado en la economía circular, donde ningún alimento se desperdicie ni termine su viaje en el cubo de la basura.
Fuente: Diario de Gastronomía
Imagen: Freepik