
- Un informe pone de relieve el valor comercial de la circularidad por su potencial para generar nuevas fuentes de ingresos, reducir costes o fidelizar clientes, entre otros factores
Cerceda, 2 de septiembre de 2025.- Además de una necesidad medioambiental, la circularidad también es una necesidad comercial. Un nuevo informe, elaborado por el Programa de Acción de Residuos y Recursos (WRAP) del Reino Unido junto con la consultora OC&C, analiza cómo las empresas pueden desbloquear un valor comercial tangible mediante la incorporación de principios de la economía circular a lo largo del ciclo de vida del producto.
El cambio de un modelo lineal de «extraer-fabricar-desechar» a un enfoque más circular de «diseñar-fabricar-reutilizar» ya está transformando las industrias. Los consumidores adoptan cada vez más comportamientos circulares, desde la reparación de productos hasta la compra de artículos de segunda mano, mientras que los reguladores y los inversores intensifican su interés por los modelos de negocio circulares. No obstante, la mayoría de las empresas solo están aprovechando una pequeña parte de las posibilidades que ofrece la economía circular.
El informe destaca ocho factores de valor en los que la circularidad tiene un impacto comercial demostrado. Entre ellos se incluyen nuevas oportunidades de ingresos a través de iniciativas como los servicios de reventa y reparación, la mejora de la fidelidad a la marca y la retención de clientes, la resiliencia de la cadena de suministro mediante la recuperación de materias primas y la reducción de costes gracias a la disminución de residuos y la eficiencia en la producción.
Los modelos circulares también pueden ayudar a las empresas a adelantarse al endurecimiento de los requisitos normativos, como la responsabilidad ampliada del productor (RAP) y las obligaciones mínimas de contenido reciclado.
Las iniciativas circulares exitosas suelen compartir una serie de factores comunes: propuestas claras para los consumidores (normalmente centradas en la asequibilidad y la comodidad), la capacidad de operar a gran escala y un uso intensivo de datos y tecnología.
A medida que la circularidad pasa de ser un nicho a convertirse en la norma, el coste de oportunidad de la inacción es cada vez mayor. Las empresas que adoptan estos modelos pueden mejorar su competitividad, diversificar sus ingresos y desarrollar su resiliencia en un mundo con recursos cada vez más limitados. Las que no lo hacen corren el riesgo de quedarse atrás frente a competidores más ágiles y con visión de futuro, o de quedar expuestas a la evolución de la normativa y a los cambios en las expectativas de los consumidores.
Fuente: Residuos Profesional
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